LAS SEMILLAS SON VIAJERAS
Las plantas necesitan dispersar o propagar sus semillas lo más lejos posible para asegurar su descendencia, hasta que alcanzan un lugar con el suficiente espacio, agua, nutrientes y luz que les permita germinar y crecer. Cada especie vegetal ha desarrollado semillas con las mejores características para encontrar el entorno más favorable, así como variadas formas de viajar.
Las más voladoras. Muchas plantas producen frutos y semillas con adaptaciones que permiten que el viento las arrastre muy lejos y las deje caer a tierra como si fueran paracaídas. Estas semillas tienen forma de alas giratorias, espirales o pelos plumosos. Un ejemplo son los villanos del diente de león o de los cardos.
Fotografías: Góra Zoltán Matthias Kabel
Amigas de los animales. Algunas plantas producen frutos llamativos, dulces y jugosos que atraen a muchos animales, incluso a las personas. Después de ser comidos, sus semillas son dispersadas por los excrementos, a veces muy lejos del lugar donde fueron ingeridas. Por eso no es extraño ver olivos silvestres nacidos de las aceitunas tragadas por los estorninos en lugares lejanos a un olivar.
Fotografía: Felipe González (SEO/BirdLife)
También hay semillas que viajan agarradas al pelo, las plumas o las patas de los animales, que las transportan de un lugar a otro sin darse cuenta. Este tipo de frutos normalmente tienen una estructura ganchuda, como los molestos arrancamoños que en alguna ocasión se nos han enganchado en los calcetines.